jueves, 3 de noviembre de 2016


















LA MISMA ENERGÍA QUE DA VIDA AL CUERPO, TAMBIÉN LO MATA



UNO NECESITA DORMIR POR EXCESO DE VITALIDAD


La explicación usual que da la ciencia médica a la necesidad de dormir es porque el cuerpo físico, después de un periodo de actividad, se le agota la energía y necesita reposarse para recuperar fuerzas.


Sin embargo, la explicación esotérica es muy diferente.


Los maestros trans-himalayicos explican que en efecto el cuerpo se fatiga, pero no solamente por cansancio, sino también y sobre todo por sobreabundancia de vitalidad pranica que ha ido acumulando durante el periodo de vigilia. El sueño sirve por consiguiente para liberarnos de ese exceso y restaurar de nuevo el equilibrio en nuestro cuerpo.


Sin este ajuste periódico, la corriente de vida terminaría por destruir al cuerpo físico. Y de hecho es lo que con el tiempo y el desgaste del cuerpo, la energía de vitalidad pranica termina haciendo.

Y Blavatsky detalla más este asunto:


« Así como un hombre agotado por un estado del fluido de la vida, busca otro estado que lo equilibre. Como por ejemplo, cuando agotado por el aire caliente, se refresca con agua fría. De igual modo el acto de dormir es como estar en el rincón sombreado del valle de la vida iluminado por un ardiente sol.


La necesidad de irse a dormir es un signo de que la vida de vigilia se ha hecho muy fuerte para el organismo físico y que la fuerza de la corriente de vitalidad debe de atenuarse temporalmente cambiando el estado despierto por el estado dormido.


Pídanle a algún buen clarividente que les describa el aura de una persona que se haya refrescado por una bien noche de sueño y la descripción de otra justo antes de irse a dormir.


La primera persona se verá bañada en vibraciones rítmicas de corrientes de vida (las cuales son doradas, azules y color rosa, ya que estos son los colores de las ondas eléctricas de la vida).





Mientras que la segunda persona se verá como si estuviese en medio de una tonalidad dorado-anaranjada compuesta de átomos girando con una casi increíble rapidez espasmódica, mostrando de esta manera que la persona comienza a estar demasiado fuertemente saturada por la vitalidad pranica.





La corriente de la vida comienza a ser demasiado fuerte para sus órganos físicos y debe buscar alivio en el lado sombreado de esa esencia, siendo ese lado la etapa del dormir físico, que es uno de los estados de la conciencia. »
(Memorias de la Logia Blavatsky, p. 58)


Si ya sé lo que piensan, porque yo tuve la misma reacción al principio: ¡es absurdo! Sin embargo, más lo reflexiono y más concluyo que ha de ser cierto.



Para mejor comprender eso, imaginen el cuerpo físico como si fuera un calentador eléctrico y la energía de vitalidad como la corriente que lo atraviesa cuando el calentador se encuentra prendido.






A cabo de un tiempo hay que desconectar el aparato, porque de lo contrario se va a calentar demasiado y se va a fundir. Y después de un tiempo de reposo, el calentador se enfría y de nuevo puede volverse a conectar. Aunque con la usura del tiempo, algún día terminara por descomponerse y ya no funcionará más.


Pues bien, con el hombre sucede lo mismo: cuando el hombre está despierto, él recibe intensamente la corriente de vida, pero después de un cierto número de horas, su cuerpo físico comienza a estar demasiado saturado por esa corriente energética y entonces necesita, no desconectarse porque entonces se muere, pero si descansar haciendo pasar una intensidad más baja de la corriente. Y eso se logra por medio del sueño.






Y es interesante constatar que el Nahual Don Juan (en la obra de Carlos Castañeda) enseña un concepto parecido.

El Nahual dice que la fuerza indescriptible que es el origen de todo lo que existe, los antiguos videntes la llamaron el Águila, porque al vislumbrarla brevemente, la “vieron” como algo que parecía a un águila.


« La tumbadora (que es como los toltecas llamaban a la muerte) es una fuerza de las emanaciones del Águila que nos golpea a cada instante.
. . .
Los videntes describen a la tumbadora como una línea eterna de anillos iridiscentes o bolas de fuego que ruedan incesantemente sobre los seres humanos. Los seres orgánicos luminosos son golpeados sin tregua por esta fuerza, también llamada la fuerza rodante, hasta el día en el que los golpes resultan ser demasiado para ellos y los hacen finalmente desplomarse. Los antiguos videntes quedaron boquiabiertos al “ver” entonces cómo la fuerza rodante los tumba al pico del Águila para ser devorados. Por esa razón llamaban a esa fuerza la tumbadora.


La fuerza rodante es el medio a través del cual el Águila distribuye conciencia y vida. Y al mismo tiempo es la fuerza que hace morir a los seres vivientes.
. . .
La fuerza rodante está compuesta por dos fuerzas separadas: la fuerza circular, que golpea primero, es la fuerza dadora de vida (ya que gracias a su golpe el capullo luminoso no se dispersa manteniendo su forma); y la fuerza tumbadora, que golpea inmediatamente después, es la fuerza de la muerte (ya que su golpe va debilitando el capullo luminoso). Los nuevos videntes “vieron” que ambas fuerzas están fusionadas, pero que no son iguales.


En cada ser viviente el equilibrio de las dos fuerzas es muy delicado. Si en cualquier momento dado un individuo siente que la fuerza tumbadora le golpea con mayor fuerza que la circular, esto significa que está roto el equilibrio; a partir de entonces la fuerza tumbadora golpea más y más duro, hasta que rompe la abertura del ser viviente y lo hace morir. »
(El fuego interno, ed. Gaia, pg. 248-254)

Y "casualmente" este aspecto lo vemos también a nivel físico con el oxigeno, el cual es un elemento indispensable para las reacciones metabólicas del organismo (o sea vital para la vida), pero por el otro lado degenera las células con sus dañinos radicales libres.

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