jueves, 3 de noviembre de 2016


¿POR QUÉ NO NOS ACORDAMOS DE NUESTRAS VIDAS PASADAS?



(Blavatsky, en La Clave de la Teosofía (p127-133) responde, pero para una mejor comprensión recomiendo primero que lean ¿Cómo es la vida en el más allá?)



Me ha dado una vista a vuelo de pájaro de los siete principios, pero ahora a partir de esto, ¿cómo explica la pérdida completa de cualquier recuerdo de haber vivido antes?


Muy fácilmente. Dado que esos “principios” que nosotros [los ocultistas] llamamos inferiores y que ninguno de los cuales es negado por la ciencia, aunque los llame con otros nombres. A saber, el cuerpo [físico], la vida [que lo anima], los instintos pasionales y animales, y el eidolon astral de todo hombre (ya sea percibido en pensamiento o por el ojo de nuestra mente, u objetivamente y separadamente del cuerpo físico), siendo estos principios como los denominamos nosotros [los ocultistas]: Sthula sarira, Prana, Kama rupa y Linga sarira [sus nombres respectivos en sanskrito].


Para hacerlo más claro, el hombre está constituido se siete principios, un cuerpo físico y seis envolturas sutiles, los cuatro principios más densos se llaman inferiores, porque contrario a los tres principios más elevados NO son permanentes, sino que se renuevan con cada reencarnación.





[Entonces, los cuatro principios inferiores se] desintegran después de la muerte con sus elementos constitutivos, la memoria junto con su cerebro, esa memoria desaparecida de una personalidad desaparecida, no puede ni acordarse de nada ni registrar nada en la reencarnación subsecuente del Ego [puesto que la memoria ha sido destruida junto con su instrumento el cerebro]. (Pero antes de fallecer proyectó toda la información al Ego o sea al ser interior, ver ¿Es cierto que al morir, uno ve toda su vida pasar?)

La reencarnación significa que este Ego será provisto de un nuevo cuerpo, un nuevo cerebro y una nueva memoria. Por lo tanto sería tan absurdo esperar que esta [nueva] memoria se acordara de aquello que nunca registró como sería ocioso el examinar bajo un microscopio una camisa que nunca hubiese usado un asesino y buscar en ella las manchas de sangre que sólo se encuentran en las ropas que él usó. No es la camisa limpia la que tenemos que interrogar, sino las ropas que usó durante la perpetración del crimen. ¿Y si éstas fueron quemadas y destruidas, cómo podrías descubrirlas?


Para dar una analogía moderna, es como si se cambiara de computadora y nos preguntáramos ¿por qué la nueva computadora no se acuerda de lo que se hizo y se trabajó en la vieja computadora? La respuesta es porque contiene un nuevo disco duro que comenzó a funcionar solo después que remplazamos la vieja computadora y por lo tanto NO contiene la información que se almacenó en el anterior disco duro de la antigua computadora.




¡Sí! ¿Pero, cómo puede llegar a la certeza de que el crimen fue verdaderamente cometido alguna vez, [que existieron esas vidas pasadas] o de que el “hombre en la camisa limpia” existió alguna vez antes?


Indudablemente no por medio de procesos físicos, ni tampoco ateniéndose al testimonio de aquello que ya no existe más. Pero existe algo que se llama evidencia circunstancial, ya que nuestras sabias leyes la aceptan, incluso quizás, más de lo que debieran hacerlo. Para llegar a convencerse del hecho de la reencarnación y de las vidas pasadas, uno debe ponerse en armonía con el verdadero Ego permanente de uno y no con nuestra memoria evanescente.


Al reencarnar, la consciencia se sumerge en la materia, limitando su percepción al mundo físico y limitando su recuerdo a lo que registra su nuevo cerebro. Para poder acceder a la información de las anteriores reencarnaciones, se requiere elevar la consciencia a niveles vibratorios de consciencia que el hombre actual todavía no controla, pero que progresivamente lo hará, a medida que avance en su evolución.




¿Pero cómo puede creer la gente en eso que no conoce, ni que jamás ha visto y con lo cual nunca se ha puesto en armonía?


¿Si la gente y los más cultos, creen en la Gravedad, el Éter, la Fuerza y en tantas otras cosas de la Ciencia, en abstracciones e “hipótesis de trabajo” que ellos no han visto, tocado, olido, oído, ni tampoco saboreado ― por qué otra gente no podría creer, apoyadas sobre el mismo principio, en nuestro Ego permanente, una “hipótesis de trabajo” mucho más lógica e importante que cualquier otra?




Finalmente, ¿qué es ese misterioso principio eterno? ¿Podría explicar su naturaleza haciéndolo comprensible para todos?


Es el Ego que reencarna, el “Yo” individual e inmortal, pero no personal; en pocas palabras, es el vehículo de la Mónada Âtma-Buddhica, eso que es recompensado en Devachan y castigado en la tierra, y finalmente, eso sobre lo que se adhieren únicamente los reflejos de las Skandhas o atributos de cada encarnación.


(Devachan es la región sutil donde los humanos descansan entre dos reencarnaciones, es lo equivalente al paraíso del cristianismo.)



¿Por qué entonces el hombre real o Espiritual no deja huella de este conocimiento en su nuevo “yo” personal?


¿Cómo es que las sirvientas de una pobre granja pudieron hablar hebreo y tocar el violín en su trance o estado sonámbulo, y no conocían ninguno de los dos en su condición normal? Porque, como todo psicólogo genuino de la escuela antigua, no de tu escuela moderna, te dirá, el Ego Espiritual solamente puede actuar cuando el Ego personal está paralizado. El “yo” Espiritual del hombre es omnisciente y tiene todo conocimiento innato en él; mientras que el sí personal es una criatura de su medio ambiente y un esclavo de la memoria física. Si el primero pudiese manifestarse ininterrumpidamente y sin impedimento, ya no habría más hombres sobre la tierra, sino que todos seríamos dioses. (ver¿Cómo funcionan los poderes de los maestros?)




Sin embargo debe haber excepciones, y algunos deben acordarse.


Y de hecho las hay. ¿Pero quién cree en su relato? Tales sensitivos son generalmente considerados por los materialistas modernos como histéricos alucinados y entusiastas destornillados o farsantes. No obstante, lean obras sobre este tema especialmente “Reencarnación, Estudio de una Verdad Olvidada” por E. D. Walker M.S.T. y vean la cantidad de pruebas que el hábil autor apunta acerca de la cuestión debatida. Uno le habla a la gente del alma y algunos preguntan:


“¿Qué es el Alma?” “¿Ha probado usted alguna vez su existencia?”


Desde luego es inútil argumentar con los que son materialistas. Pero incluso a ellos les haría la siguiente pregunta:


“¿Pueden recordar lo que eran o hicieron cuando eran bebés?
¿Han preservado el más pequeño recuerdo de su vida, pensamientos o acciones, o que vivieron en modo alguno durante los primeros diez u ocho meses o dos años de su existencia? ¿Entonces, por qué no negar que alguna vez vivieron como bebés, apoyándonos sobre el mismo principio?”


Cuando a todo esto añadimos que el Ego reencarnante o individualidad, meramente retiene durante el periodo Devachanico [estancia en el “paraíso” entre dos reencarnaciones] la esencia de la experiencia de su pasada vida terrestre (o personalidad), mientras que toda su experiencia física se encuentra elevada a un estado in potentia, o por así decirlo ha sido traducida a fórmulas espirituales; (ver Renacimiento, desarrollo y muerte en Devachan)


Cuando recordamos además que se dice que el término entre dos renacimientos se extiende de diez a quince siglos, durante cuyo tiempo la consciencia física está total y absolutamente inactiva, no teniendo órganos [un cuerpo físico] para actuar por conducto de ella, y siendo por lo tanto no existente [durante el periodo Devachanico], es obvio el motivo de la ausencia de toda rememoración en una memoria puramente física.




Acaba de decir [sin embargo] que el Ego Espiritual era omnisciente. ¿Dónde está entonces, esa tan alardeada omnisciencia durante su vida Devachanica, tal como la llama?


Durante ese tiempo es latente y potencial, porque, primero que nada, el Ego Espiritual (el compuesto de Buddhi-Manas) no es el Si Superior, el cual siendo uno con el Alma Universal o Mente es el único omnisciente; y en segundo lugar, porque Devachan es la continuación idealizada de la vida terrestre que apenas se acaba de dejar, un periodo de ajuste retributivo y una recompensa por las injusticias y sufrimientos inmerecidos en esa vida en especial. Es omnisciente sólo potencialmente en Devachan y de hecho exclusivamente en Nirvana, cuando el Ego se funde en el Alma-Mente Universal. Sin embargo vuelve a ser casi omnisciente durante aquellas horas en la Tierra cuando ciertas condiciones anormales y cambios fisiológicos en el cuerpo liberan al Ego de los obstáculos de la materia.


Así, los ejemplos citados más arriba de las sonámbulas, una pobre sirvienta hablando hebreo y otra tocando el violín, te dan una ilustración del caso en cuestión. Esto no significa que las explicaciones de estos dos hechos que nos ofrece la ciencia médica no tengan verdad, ya que años antes, una de las muchachas había escuchado a un artista tocar el violín en su granja. Pero ninguna de las dos pudo haberlo hecho tan perfectamente como lo hicieron si no hubiesen estado animadas por ESO que, debido a la identidad de su naturaleza con la Mente Universal, es omnisciente. Aquí los principios superiores actuaron sobre los Skandhas y las movieron; en la otra, estando paralizada la personalidad, la individualidad se manifestó a sí misma. Por favor no confundas las dos.


Nota: Omití la parte que trata sobre las Skandhas porque es un tema más avanzado que se requiere ya cierto conocimiento para comprenderlo. (Ver Skandhas)

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