martes, 21 de noviembre de 2017

LOS SANTOS DEL PAN Y DEL TRABAJO



Para los católicos, los santos son seres privilegiados con la gracia de Dios, ya que tienen el poder de interceder ante el Todopoderoso en aspectos relacionados con el bienestar, la prosperidad y la paz. Sus devotos suelen realizar ritos, ofrendas y plegarias para que sus ruegos y solicitudes sean escuchados.

El poder de intercesión de los santos radica en las cualidades humanas que estas personas lograron en vida. De ahí que, todos estos seres, aún después de haber dejado su existencia terrena, sigan obrando milagros hoy en día. La devoción es, por tanto, obra de la fe; pero, también, resultado del poder especial que cada uno de ellos tiene para ayudar a las personas en asuntos específicos, en este caso: trabajo, prosperidad y mejoras económicas. Es por eso que muchísimas personas acuden a ellos y les solicitan lo que necesitan. En esta nota, podrá averiguar cómo establecer esa conexión especial con los santos y superar malas rachas económicas. La fe, por supuesto, sigue siendo un elemento fundamental: sólo creyendo en un poder superior, podremos obtener su protección.


San Judas Tadeo, patrono del trabajo; Santa Rita, para resolver asuntos muy difíciles; San Cayetano, quien evitará que falte el pan; San Onofre, contra el desaliento; San Expedito, ayuda en casos urgentes; y San Antonio, con sus 7 llaves abre-caminos. Además: ofrendas y amuletos de prosperidad.

Los santos del pan y del trabajo

Aunque todos los santos pueden acceder al más alto coro celestial, como en toda “familia”, cada uno se encarga de determinadas tareas. Los santos que ayudan a los hombres a mejorar su situación económica, y han concedido muchos milagros comprobados en relación al trabajo y la buena fortuna son: San Judas Tadeo, San Cayetano, Santa Rita y San Onofre.

También, hay otros santos que ayudan a conseguir lo que se desea con prontitud, como San Expedito, o que barren las malas energías que producen la miseria, como San Cipriano.

Antes de invocar a cualquiera de estas entidades sagradas, es necesario hacer un análisis de conciencia para saber qué es lo que realmente se desea obtener. Cuando se invoca a un santo, el pedido debe ser justo y necesario. No es lo mismo pedir: “Quiero un auto nuevo como el de mi vecino”, que solicitar:“Necesito un auto para poder realizar tal o cual trabajo”. Es bueno tener en cuenta las sabias palabras de Buda:“No es más rico quien más tiene sino quien menos necesita”. Asegúrese de que sus necesidades sean reales y láncese a pedir con fe en la seguridad de que su petición será escuchada.

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