Oh Señor jesucristo, yo soy el camino la verdad ,la vida ,la incertidumbre y la sabiduría Oculta.
Iluminándome a mi y revelándome lo oculto esta noche a fin de que me pongas de manifiesto ,que todo lo pequeño son desconocidos para el Sol ,para reunirse y enseñarme todos los secretos y misterios de esta Vida .
Espiritu de Dios, tu sabes que soy un ser de carne y hueso y conoces todas mis necesidades y angustias por las cuales estoy padeciendo sin fin ,porque las malas acciones no son desconocidas para ti , oh señor .
Padre Celestial ,amadisimo Señor de los Ejércitos , sin embargo tu nos das la bienvenida y nos perdonas con tu fuego llameante y resplandeciente ,ilumina mi mente y de todos aquellos que invocan tu presencia y hacen esta Oración.
Que los Espíritus ,La santísima muerte, los Ángeles de la Prosperidad y Abundancia , Examinen mi Vida y purifiquen mi Alma , esclarecen mi Mente Y me revelen todos los Secretos .
Que pueda Soñar con un numero Mágico que sea el Ganador del premio Mayor de la Lotería o cualquier juego de Azar, que lo pueda Grabar en mi Mente y en mi Alma , que me puedas enviar un Bendición Financiera y sacar adelante mi Familia .
Que ni el Agua que corre por los Ríos , Mares y Montañas Secretas no me oculten Absolutamente Nada .
Te lo ruego y te lo suplico oh Señor de los Cielos , Ten Misericordia de Vosotros Santificado sea tu Nombre , envíanos Todos tus Elementales para la Sanación de mis Deudas ; que reciba de ti , la Inteligencia Divina ,una Bendición Financiera y Salud Plena .
Que todos los Ángeles , Arcángeles y su Corte Angelical , Miguel , Gabriel Uriel , Anael , Asael me Iluminen que con su Rayo de Luz Me Otorguen en mis Sueños el Numero que ha de Ganar por la Lotería .
” Gracias Padre Mio , por esa Bendición Financiera que se esta Gestando en mi Vida y en nombre de mi toda Familia y de Aquellos que te invocan en esta Oración.
Padre Mio que haz de venir a Juzgar a Vivos y Muertos que se haga tu Voluntad y no la Mia para la Honra de tu Gloria .
Que la Ley Divina se acuerde de Mi.
Señor ten Piedad de Vosotros te pido Perdón por todos nuestros Pecados y Prometemos Firmemente no volver a Pecar en tu Nombre . Amen .
Este divide la serie de los colores Primarios de las de los colores Secundarios. La mezcla de todos forma el color blanco.
Maestro Ascendido SERAPIS BEYEl Director del rayo Blanco es el Maestro Ascendido Serapis Bey y su templo de la Llama Blanca es en Luxor, Egipto.
La Llama Blanca, nombrada “De la Ascensión”, es la que actúa para purificar a todo ser en el momento de su Ascensión fuera del radio de la Tierra y para siempre. La Llama asiste a todo lo que requiera ser elevado, todo lo que se halla deprimido, bien sea una situación económica o un ánimo entristecido, un pueblo abatido, etc.
El Maestro Serapis Bey actuó como jefe de los Serafines cuando éstos vinieron por primera vez a la Tierra a custodiar los primeros seres humanos. Llevó luz a Egipto. El fue quien salvó la Llama blanca, llevándola del Continente Atlante a Egipto, salvándola y avivándola con su propio cuerpo y respiración (en una embarcación pequeña con otros más).
El Arcángel de la Llama Blanca es Gabriel, el que “anunció a María…” ARCANGEL GABRIEL aparece en muchos pasajes de la Biblia
El Elohim del Rayo blanco se llama Amado Claridad.
ELOHIM CLARIDAD
Es el purificador por excelencia de todo lo que necesite ser limpiado. Se le invoca par expandir al vida y la luz en cada electrón, y para aclarar lo oscuro.
Los ángeles de la Llama Blanca se llaman “la Hermandad de Luxor”.
“LA LLAMA DE LA ASCENSIÓN Y LA RESURRECCIÓN, es un antídoto maravilloso contra la depresión individual y colectiva”.
Gloriosísimo Príncipe de la Corte Celestial
y excelentísimo San Gabriel,
primer ministro de Dios,
amigo de Jesucristo y muy favorecido
por su santísima madre
defensor de la iglesia y abogado de los hombres,
pues tanto favorecéis a vuestros devotos,
haced que yo os sepa amar y servir.
Oh! Dios que entre todos los ángeles
elegisteis al Arcángel Gabriel,
para anunciar el misterio de tu Encarnación,
concédenos benignamente
que los que celebramos su festividad en la tierra,
experimentemos su patrocinio en el cielo.
Arcángel Gabriel, alcánzame del Señor
lo que deseo y pido para mayor gloria
y honra suya y provecho de mi alma.
Amen.
¿EXISTEN REALMENTE VAMPIROS DE NUESTRA FUERZA VITAL?
¿Se siente en ciertas épocas más “bajo” de energía que habitualmente? ¿Conoce quizás a alguien quien tiene la sensación de que le está sustrayendo energía cuando se encuentra a su lado? ¿Existen realmente personas con la capacidad de absorber la energía vital de sus semejantes? En muchas ocasiones no es necesario buscar enemigos en el exterior: los verdaderos problemas comienzan siempre en su propio interior, con una actitud errónea ante el mundo.
El término “vampiro” es lo suficientemente sugestivo como para poder hablar de forma muy extensa de las connotaciones que tal expresión hace llegar a nuestra mente. Sin embargo, no nos referimos ahora al conocido personaje, ya arquetípico, sediento de la sangre y del alma de sus víctimas.
De forma genérica, puede aplicarse este término a la persona con la supuesta capacidad de sustraer la fuerza vital del campo energético de sus semejantes ¿Existen entre nosotros seres que tengan esta capacidad? ¿Puede tal cosa llegar a ser posible? Veamos lo que la moderna investigación sobre el estudio de supuestos fenómenos extraños nos ha permitido averiguar sobre este tema.
Lo primero que deberíamos saber es que nuestra actitud inconsciente ante un determinado problema hará que éste se acreciente y amplifique, o bien que se modere y disminuya. La tensión emotiva generada por el individuo que toma decisiones erróneas para su estabilidad, genera una espiral depresiva que provoca su propio malestar. El torbellino de ansiedad y desgaste psíquico deriva en una aparente disminución de su energía interior. Esta máxima elemental era conocida por muchas órdenes esotéricas, que aplicaron estas nociones ¿De qué forma?
La “Hermandad Negra”
Tomemos, como ejemplo, el significado preciso de unas palabras de Bram Stoker, creador del famoso “Drácula” y miembro de la orden ocultista Golden Dawn: “Un vampiro jamás puede acceder a su hogar, a menos que usted le preste su consentimiento y le invite previamente a entrar”.
Esa argumentación, traducida a un lenguaje cotidiano, propone que nada ni nadie tiene el poder de hacernos ningún daño psíquico, a menos que nosotros se lo permitamos. Tenemos el libre albedrío de escoger nuestras propias decisiones y actitudes. De modo que podemos abrir la puerta de nuestra mente a los supuestos problemas del exterior o cerrarla para que sea un reducto impenetrable a la hostilidad. La realidad objetiva es que nosotros somos el resultado final de lo que pensamos.
Si alguna “amistad” malintencionada nos percibe como seres débiles y vulnerables mentalmente, y entonces decide sugestionarnos con impresiones negativas que minen nuestra seguridad, esa fuerza exterior sólo cobrará poder en nuestras vidas si damos permiso para que su acceso de negatividad entre en nuestra mente. A un comentario “aparentemente” inofensivo, porque se expresa con un lenguaje suave y tenue, pero que intuimos cargado de intensiones desmoralizadoras por parte del agresor psíquico, hay que responder siempre con la indiferencia emocional. Pero la clave para lograr la verdadera invulnerabilidad es sentir en nuestro interior esa apatía frente a la información que nos llega del exterior.
¿En qué ocasiones damos autorización a los vampiros para actuar? Veámoslo con un ejemplo trivial. ¿Nunca nos ha dicho nadie, un día en el que nos encontrábamos bien emotivamente: “Hoy tienes mala cara, tu aspecto no es el de siempre, parece que tienes algún problema o que algo te preocupa, ¿te encuentras bien?”. Y nuestra respuesta ha sido la inseguridad respecto a nuestro estado real, que en realidad era bueno, y hemos ido a toda prisa a mirarnos al espejo. El supuesto vampiro psíquico puede apuntarse un rotundo éxito: ha sembrado la desorientación y, en pocos segundos, hemos comenzado a sentirnos mal.
El hecho cierto, en este caso, es que alguien ha logrado que la sombra de la duda y la desconfianza hacia nosotros mismos germine en nuestro fuero íntimo. Apliquemos esta situación a temas mucho más trascendentales, que pueden estar relacionados con el trabajo, la economía o el amor. La mínima fisura emocional permitirá que el ataque del vampiro consiga su objetivo. Nosotros mismos estaremos haciendo todo el trabajo de desgaste y autodestrucción personal, sin que nadie haya tenido que recurrir a ningún complejo ritual de magia negra para abatirnos y perjudicarnos. Nuestra actitud frente a las cosas, nuestros miedos e inseguridades interiores, han sido nuestro pero enemigo.
Los magos de la Golden Dawn, como Bram Stoker, sabían todo esto, y al recurrir muchos de ellos sutilmente a técnicas psicológicas y mentales muy concretas, generaban efectos mucho más demoledores psíquicamente sobre la víctima que con los ritos de magia operativa dirigidas contra ese mismo sujeto. Ahora bien, ¿cómo funciona este proceso en nuestra vida cotidiana?
¿Tenemos la costumbre de recrearnos en la observación morbosa de nuestra caja de Pandora psíquica con demasiada frecuencia? Sabemos, por experiencia y vivencias adquiridas, que una determinada actitud no nos beneficia; sin embargo, a pesar de ello la potenciamos y amplificamos de forma derrotista, dando por sentado que “las cosas no pueden ser de otra forma”. Por tanto, en estas circunstancias nuestra actitud personal continúa siendo errónea. Cuando nos identificamos con el sufrimiento de una situación que nos resulta desagradable, estamos generando una pérdida de energía que en ningún momento nos está beneficiando. Eso puede provocarnos un desgaste brutal; luego, es evidente que si queremos soluciones prácticas para sentirnos mejor, una reacción emotiva inversa nos permitiría un movimiento que, en este caso, sería de activación y carga.
Esta es la clave. Todo depende del planteamiento psicosomático del proceso mental con que nos programamos. A muchos nos ha sucedido en alguna ocasión que, en un momento crucial de acumulación y saturación de problemas, hemos sufrido las consecuencias de un “bloqueo emocional”; esa tensión puede haber sido creada por causas de índole familiar, laboral o quizás de salud. Pero el conflicto real no nace del problema en sí, sino de nuestra reacción ante el mismo. En lugar de buscar respuestas constructivas a nuestros “porqués” personales, nos hemos ido llenando de impresiones negativas que merman cada vez más nuestro estado de anímico. Y lo que realmente hace esa pasividad es alejarnos de una utilización adecuada de nuestra energía personal.
¿Cómo podemos incrementar dicha energía? ¿Qué fuentes de alimentación tenemos disponibles para ello? La respuesta es simple: mediante la absorción de impresiones positivas. Este sería el mecanismo principal con que funcionaría la llamada magia blanca. El practicante de las técnicas que mencionamos trabaja su mente mediante el uso controlado de su voluntad y la imaginación, lo que le hace invulnerable a lo que comúnmente se denomina magia negra, que no es más que una mala programación de los procesos cotidianos. Basados en esta sencilla máxima del vivir cotidiano, autores muy alejados del mundo de la magia han vendido millones de libros sobre crecimiento y superación personal, recordando a sus lectores que la prisión de nuestras emociones es la que nosotros mismos construimos involuntariamente; es decir, los únicos vampiros que pueden atacarnos son aquellos a quienes otorgamos ese poder.
El vampiro interior
Cuando la mente se modifica, el cuerpo cambia. Las emociones generan un tipo de contenidos psíquicos que, a su vez, producen más emociones.
¿Qué son los pensamientos? Impulsos neuronales que se llevan a cabo a través de los neurotransmisores: unas sustancias químicas que transportan los impulsos nerviosos y permiten la comunicación de los contenidos emocionales.
Los cien mil millones de neuronas del cerebro, que aproximadamente tienen unos cien billones de conexiones de circuitos o sinapsis, mediante las cuales las células de este órgano transmiten toda esa información. Nuestros pensamientos son capaces de generar y poner en actividad las sustancias químicas necesarias para el buen funcionamiento del organismo. La mente moviliza átomos de hidrógeno, carbono, oxígeno, y también envía impulsos específicos, que afectan a la segregación hormonal y a todas las glándulas del sistema endocrino.
La salud de una persona, en consecuencia, estará en parte determinada por su actitud ante la enfermedad, ya que sus pensamientos, en uno u otro sentido, provocarán cambios en su estado físico y mental; es decir, los conductos neuronales envían o no la energía suficiente para el buen funcionamiento del proceso. Cuando esta no llega, o hay una sobrecarga, aparece la enfermedad.
Los terribles efectos que puede llegar a provocar esta situación no son imaginarios, sino absolutamente reales. Los problemas mal canalizados generan una especie de “vampiro cerebral” que devora al cuerpo. Este demonio tiene nombre: la cortisona, que es la hormona generada en situaciones de estrés; éste aumenta su concentración en sangre provocando así daños degenerativos en el cerebro y destruyendo una importante cantidad de neuronas del hipotálamo.
El subconsciente del afectado somatiza la agresión, lo que deriva en estados alucinatorios, como respuesta a la inestabilidad neuronal; procesos que a su vez se precipitan en una escalada de depresión y ansiedad. Como consecuencia, el problema se duplica. Hasta ese momento, la falta de energía tenía un fundamento puramente psicosomático, pero a partir del instante en que se produce la degeneración celular surge un estado permanente de desequilibro hormonal que abre la puerta a una pérdida permanente de energía. Lo peor es que esta amenaza fisiológica aparece por una actitud equivocada del individuo: posturas de derrota, insatisfacción o agresividad mal canalizada. Sin esta actitud negativa, nuestro vampiro interior no tendría ningún poder.
El poder del pensamiento
Según el psicólogo Stanley Schachter, “muchas veces un estado emocional no es más que el resultado de la interacción entre la actividad fisiológica y la evaluación cognitiva de la situación”. En realidad, ¿qué son las emociones? Podríamos definirlas como fenómenos multidimensionales, ya que son estados subjetivos. También podría decirse que constituyen respuestas biológicas y fisiológicas que preparan el cuerpo para una función adaptativa. Si tenemos una emoción, se producen cambios corporales.
Acudamos a la actividad del sistema nervioso durante una experiencia que nos provoque miedo. Automáticamente, se produce una serie de variaciones corporales previsibles y recurrentes: el bombeo del corazón aumenta sus palpitaciones, las manos experimentan una mayor sudoración, la presión sube de forma alarmante y la respiración también se acelera. Es un círculo cerrado. A su vez, ese aumento de la actividad cardiovascular también produce una emoción. Somos conscientes de esa aceleración, amplificamos nuestro miedo, y aumenta la segregación de neurotransmisores y de sustancias hormonales.
Eso significa que las emociones no son más que patrones de respuesta. Pero con esa respuesta podemos amplificar el problema si la emoción inicial es desagradable o varía de forma desestabilizante nuestro patrón físico habitual.
Los pensamientos crean sensaciones al cuerpo, que luego se prepara para luchar contra ellas. El organismo físico no es capaz de distinguir entre un peligro imaginario y uno real, así que los mecanismos de control físicos se pondrán en marcha en ambas ocasiones, en función de las emociones iniciales que envíe nuestro cerebro. Nuestra actitud frente a las cosas puede mejorar o empeorar nuestras constantes fisiológicas. Incluso algunas curaciones físicas – verificadas por la ciencia médica – de casos etiquetados como intratables, han revelado que casi todos esos pacientes pusieron en marcha un proceso espontáneo de sanación, cambiando radicalmente su estado habitual de conciencia. Este cambio de actitud emotiva fue el puente mágico entre la enfermedad y la salud.
Cazavampiros
Cuando vemos desde afuera a un agresor, podemos defendernos, pero cuando está dentro nos provoca indefensión psicológica. Nuestro cuerpo es una especie de retrato en tres dimensiones: un holograma gigante de aquello con lo que llenamos nuestro inconsciente. La mente consciente nos puede mentir y darnos la información errónea de que nuestro cuerpo esta sano; por el contrario, la mente subconsciente es incapaz de mentir y refleja en el organismo el estado real de la situación.
Lo que parece evidente es que cuando experimentamos la desagradable sensación de que hemos sufrido un paro energético, deberíamos buscar la explicación lógica de esas sensaciones que nos invaden y etiquetamos como de orden “negativo”, sin tener que recurrir a otras de carácter extranatural.
Pensemos en una persona que tenga la sensación de “ahogo” y “debilitamiento” en su propio hogar, lo que debería ser su lugar mágico de recogimiento y descanso, pero no lo es. Esta persona presiente que algo esta fallando. Alguien puede atribuir esto a fuerzas extrañas, a invisibles “chupadores” de vida. En realidad deberíamos asociarlo con la idea de que, en esa casa, están plasmados numerosos recuerdos de sucesos que llevan a nuestra mente impresiones negativas.
¿Significa esto que los vampiros psíquicos no son entes reales? Hemos visto hasta ahora la parte más importante del problema, pero lo cierto es que los vampiros psíquicos parecen existir. Como resultado de un comportamiento enfermizo, hay personas melancólicas y depresivas, que se alimentan de la actitud vitalista de otros. Son incapaces de generar la actitud positiva adecuada para sentirse bien por sí mismos e, inconscientemente, para compensar esa deficiencia, buscan víctimas que les alimenten. Existe un abundante grupo de individuos capaz de “cargarse” o abastecerse de forma habitual “robando” la energía anímica de otras personas.
Psicológicamente, se alimentan de nuestro estado de ánimo. A este siniestro grupo pertenecen todas aquellos individuos con bajones energéticos provocados por estados anímicos depresivos o alterados. Frente a tales sujetos, una programación psíquica adecuada resulta imprescindible.
En muchas ocasiones, después de una conversación o charla con el supuesto vampiro, uno se queda con la impresión subjetiva de que le han “vaciado” parte de su campo energético, mientras la persona que estaba inicialmente desanimada ha cambiado su actitud y parece alejarse de nosotros con un aspecto más bien radiante y dicharachero. Este mismo efecto puede manifestarse en el transcurso del vivir cotidiano, en prácticamente cualquier área de nuestra vida en la cual tengamos que sufrir los lloros y lamentos, incluso las iras de vecinos insufribles, amigos insoportables, familiares “palizas” y amistades irritantes.
Para poder sobrevivir a todos ellos y conservar nuestro campo básico de funcionamiento con una mínima estabilidad psíquica y emocional, es necesario crearnos una “segunda piel”: un verdadero escudo protector generado por una correcta visualización y programación de emociones útiles y positivas. Si somos capaces de conseguirlo, notaremos los resultados en nosotros mismos y en todas los dominios de nuestra vida.
Jofiel es el arcángel de la sabiduría, la iluminación y el intelecto. Algunos piensan que fue él quien expulsó a Adán y Eva del Paraíso y, con una espada de fuego, se quedó guardando el camino al Árbol de la Vida. A diferencia de Miguel, Gabriel y Rafael, Jofiel es un arcángel que se ha manifestado muy poco al hombre, un arcángel cuya naturaleza está investida de misterio.
Jofiel es uno de los siete arcángeles que están en la presencia de Dios y que Las Escrituras llaman “príncipes del cielo”. Él es el arcángel de la Sabiduría y la Iluminación; por ello, algunos han postulado que fue Jofiel quien expulsó a Adán y Eva del Paraíso y quien se quedó cuidando el camino que llevaba al Árbol de La Vida.
Su nombre[1] ha sido interpretado como “Belleza de Dios” o “Luz de Dios”, estando lo segundo ligado a la lección que éste ángel tiene para el hombre, lección ésta que consiste en el hecho de que, desde cierta perspectiva, todo es aprendizaje dentro del mismo camino que, cada uno a su manera, recorre en pro de una meta: la ascensión. Así, Jofiel tiene el don de mostrarle al hombre como todo es un proceso de enseñanza que se repetirá una y otra vez[2] hasta que el alma logre la iluminación derivada de comprender el Plan Divino.
Su origen se remonta a escritos del llamado Pseudo-Dionisio, el cual era un teólogo bizantino anónimo que firmó sus escritos a nombre de San Dionisio Areopagita[3] y vivió a finales del s. V e inicios del s. VI. De ese modo, su origen es mucho menos antiguo que el de arcángeles como Miguel, Gabriel, Uriel y Rafael, los cuales tuvieron su origen en el famoso Libro de Enoc[4].
En la tradición judía se le ha visto como equivalente a Yefefiah[5] (uno de los llamados “Ángeles de La Presencia”), como uno de los “Príncipes de La Ley” y como compañero del arcángel Metatrón. El Zohar dice que comanda 53 legiones de ángeles y que supervisa la lectura de la Torá en el Sabbat. También, dentro del esoterismo judío se le ha descrito como uno de los “ocho ángeles príncipes de la Merkaba”, siendo en esa óptica superior a Metatrón y todos los ángeles que no participan del rango de “príncipe de la Merkaba[6]”. La Cábala dice que él es el ángel que debe invocarse para crear amuletos, que astrológicamente es el espíritu de Júpiter cuando la influencia de este planeta está en Piscis y Sagitario; y, para algunos, Jofiel sería el mismo ser que Dina, quien era una angelina guardiana de la sabiduría de la Torá y quien fue la encargada de enseñar 70 lenguas a los humanos de los inicios después de la expulsión de Adán y Eva y antes de la caída de la Torre de Babel.
Sobre su puesto entre las nueve jerarquías angélicas hay discrepancia. Así, unos creen que fue él un querubín que Dios puso para cuidar el camino al Árbol de la Vida luego de la expulsión de Adán y Eva; en cambio, otros piensan que es uno de los jefes de la Orden de los Tronos.
En cuanto a su naturaleza astrológica, Cornelius Agripa (1486-1535) ha dicho que Jofiel es uno de los regentes de Saturno; Paracelso ha dicho que es la inteligencia de Júpiter y su regente cuando está (Jupiter) sobre Piscis y Sagitario, además de que se alterna con Zadquiel en la regencia de Saturno. Por último, hay interpretaciones que lo ponen como el “ángel de Septiembre” y como regente de Libra, estando por ello dotado del poder de curar la estupidez.
EL ARCÁNGEL JOFIEL Y EL CRISTIANISMO
La Iglesia Católica solo reconoce de manera oficial a tres arcángeles debido a que solo tres se encuentran en la Biblia: Miguel, Gabriel y Rafael. A Jofiel, junto con los otros arcángeles, no los niegan pero tampoco los afirman en el sentido de que dentro de la doctrina oficial sean referidos como seres efectivamente existentes. Exactamente lo mismo ocurre con las Iglesias Cristianas Ortodoxas: solo reconocen a Miguel, Gabriel y Rafael, dejando así a Jofiel en lo que se podría considerar como un espacio de indeterminación doctrinal.
Por su parte, en general las iglesias protestantes solo reconocen a dos (Miguel y Gabriel), habiendo incluso iglesias como la Adventista o Los Testigos de Jehová, las cuales dicen que Jesús y el arcángel Miguel son el mismo ser. Así, dentro de estas iglesias Jofiel quedaría despachado; aunque, en lugar de aceptarse su culto a nivel extra-oficial como en general suele hacer de forma tolerante el Catolicismo (en parte porque en cierto época la Iglesia Católica sí creyó en siete arcángeles), a nivel del Protestantismo esto sería muchas veces atacado como “idolatría”[7].
FUNCIONES, VIRTUDES, DONES Y SERVICIOS DEL ARGÁNGEL JOFIEL
Algunos ocultistas creen que Jofiel es el arcángel que se encarga de tender puentes energéticos entre los distintos niveles y dimensiones de la realidad espiritual, permitiendo así no solo la eficiencia de la comunicación entre ángeles y humanos sino también cualquier proceso comunicativo entre dos o más seres que presenten heterogeneidad a nivel de los planos y niveles energéticos en que manifiestan sus respectivas existencias; aunque, lejos de limitarse a lo anterior, su papel de gestionador de puentes energéticos permite o facilita el que un ser espiritual determinado pueda viajar a otro plano o dimensión como ocurre, por ejemplo, en el desdoblamiento astral.
Jofiel está asociado a virtudes como la sabiduría, la iluminación, la inteligencia, la apertura mental y la libertad que brota de la disolución de la ignorancia, la espiritualización de la mente y la emancipación de las ataduras interiores que operan en la mente.
Jofiel puede otorgar los dones espirituales de la sabiduría, la iluminación, la claridad mental, el deseo de conocimiento, la reflexión profunda, la introspección que conduce al autoconocimiento, la liberación de la estrechez mental y los prejuicios, la liberación del orgullo, la inspiración (principalmente inspiración filosófica y artística), la conexión con el Ser Superior Interno, el acceso a niveles más profundos y espirituales de conciencia, la reconexión entre partes separadas del alma, la conexión entre el séptimo chakra y los chakras extracorpóreos que existen por encima de la cabeza y permiten tomar conciencia de nuevos planos espirituales; y, por último, las visiones.
Por lo anterior, entre otras cosas a él podemos recurrir cuando necesitamos claridad mental para estudiar o pasar exámenes; o, ya a nivel de cuestiones más importantes, podemos llamarlo cuando estamos en crisis existenciales, en etapas de grandes cuestionamientos filosóficos cuya resolución requiere que nuestra mente opere en toda su potencia y que la sabiduría[8] no permita que nos engañemos con retorcidos sofismas y abstracciones.
TABLA DE DATOS ADICIONALES:
Día de la semana: Lunes
Día de su celebración: 29 de Septiembre
Color: Amarillo-Dorado[9] (color de su vibración)
Rayo: Amarillo
Chakra: Séptimo[10]
Lugar de retiro: Jofiel tiene como lugar de retiro el espacio aéreo que está sobre las llanuras del centro de China en lo que es la parte que está al sur de la Gran Muralla, cerca de Lanchou: allí, a nivel etérico, suele manifestar intensamente su energía.
REPRESENTACIÓN:
Su representación más común es la de un arcángel con ropas doradas, una espada ardiente en una mano y un libro en la otra: el dorado de la vestimenta representa sabiduría, iluminación y santidad, la espada[11] remite a que cuida el Árbol de La Vida y el libro representa el conocimiento.
Otra representación, ligada a la interpretación de su nombre como “Belleza de Dios”, lo pone con plumas de pavo real, simbolizando así la belleza y el poder que obtiene del conocimiento de Dios. Pero hay también un elemento sumamente importante y esotérico en esta representación: los múltiples ojos presentes en las plumas del pavo real. Y es que el ojo remite a la percepción y por ello simboliza a la conciencia: de ese modo, la multiplicidad de ojos representa la ubicuidad de conciencia[12] que Jofiel posee.
ORACIONES:
‹‹Yo Soy la Iluminación y la Sabiduría de Dios, dirigiéndome en todo lo que hago. Oigo, entiendo y bendigo a todas las cosas que contacte en este día. Vive dentro de mí el poder suplidor infinito de cada una de mis necesidades y requerimientos. Dentro de nuestro corazón está la llama dorada de la iluminación que nos revela la Verdad. Hoy tomo la decisión de hacer, aquieto mi cuerpo mental y recibo la idea exacta que revela la perfección en mi mundo. Amado Arcángel Jofiel: Te amo, te bendigo y te doy las gracias por todo lo que tú significas para nuestra Tierra y toda la Humanidad. Ayúdame a recibir las ideas perfectas desde el corazón del Padre.››
‹‹Porque es el Señor el que da la sabiduría y de Él procede la ciencia y la sensatez, con la sabiduría se edifica la casa, con la inteligencia se consolida, así es la ciencia, la sabiduría para tu alma, si la adquieres tienes un porvenir y tu esperanza no será frustrada, Arcángel Jofiel, danos estos dones y protege a los que obran con justicia y equidad, con prudencia y rectitud. Ilumina mi entendimiento, ayúdame a conocerme a mí mismo, ayúdame a tener ideas propias, a pensar alto, a mirar profundamente, a observar siempre y aprender de todos.››
‹‹Oh! Sabio, radiante, esplendente, amado Arcángel Jofiel, nuestras mentes y corazones están ávido de penetrar en los laberintos insondables, misteriosos de la sublime ciencia del conocimiento de la Divinidad, de la Potestad, del espíritu del Señor Dios que nos creó, que nos guía y nos ama desde la cuna al ataúd. Tú, amadísimo Arcángel Jofiel, ilumina nuestra senda con la luz de la eterna sabiduría, líbranos de la amenaza de la duda y la incomprensión, nutre nuestro espíritu con la cuota indispensable de sabiduría que nos conduzca seguros al edén prometido a los justos. Amen››
SELLO E INVOCACIÓN:
Una manera (hay algunas) bastante eficiente para invocarlo es la siguiente:
Asegúrese de que sea lunes. En cuanto a la hora, comúnmente se cree que a las cinco de la madrugada es la hora de los ángeles, por lo cual comenzar el ritual a las cinco podría ser muy bueno.
Procure estar solo y no ser interrumpido.
Tome una vela amarilla o dorada con el suficiente grosor para que la vela se mantenga en pie; y, luego de rezar, tome la vela y frótela con ambas manos desde la base hasta la parte de arriba: repita esto siete veces.
Tome una cartulina blanca, dibuje el sello del arcángel Jofiel en la parte superior de la cartulina (se recomienda que ocupe el 1/2 superior o el 1/3 superior de la cartulina); y, en la parte inferior, escriba sus peticiones, lo que le quiere decir al arcángel Jofiel y un agradecimiento por estar en su camino
Encienda la vela amarilla o dorada.
Tome la cartulina blanca, lea las peticiones y, cuando termine, agradézcale al arcángel por estar en su camino y estar allí presente. Nota: en una variante, no lee la carta y pasa directamente al siguiente paso
Doble la cartulina y póngala debajo de la vela.
Recite una de las oraciones conocidas (elección personal) al arcángel Jofiel. Nota: la oración, o se la sabrá de memoria, o la tendrá anotada en un papel aparte de la cartulina.
Cierre los ojos, relájese, ore interiormente, intente sentir a Dios, visualice una espiral de luz dorada que viene de arriba, entra por su cabeza, llena su alma de luz dorada y le llena de energía divina; ahora, visualice a Jofiel (como una luz dorada o como usted quiera siempre y cuando la imagen refleje la esencia espiritual del arcángel) e intente sentirlo, luego visualice que se ha cumplido su petición, agradezca en su interior a Dios y al arcángel Jofiel y abra los ojos.
Queme el papel antes de que la vela amarilla o dorada se consuma.
Deje que la vela se consuma, váyase si la vela se demora mucho y no desea esperar.
Nota: si no ve cumplida su petición, repítala todos los lunes que sean necesarios, intentando hacerlo siempre con la mayor fe posible y en un estado de paz interior y ausencia de ira, odio, rencor o mala voluntad hacia el prójimo.
[1] También se le conoce bajo los siguientes nombres: Yofiel, Jophiel, Iofiel, Iophiel, Zaphiel, Zophiel
[2] Este papel se ve sobre todo remarcado en las concepciones gnósticas y del New Age o Nueva Era, las cuales suelen mostrar un sincretismo en el que se conjuga la existencia de los arcángeles con la teoría de la reencarnación (generalmente entendida de un modo que niega la posibilidad de que un alma humana se encarne en un animal): en ese marco, el susodicho “proceso de enseñanza que se repetirá una y otra vez” es justamente el aprendizaje que se opera en el alma a través del ciclo de reencarnaciones, ciclo este en el cual Jofiel puede prestar una ayuda importante inspirando la sabiduría que libera al alma de las cadenas terrenales y, de ese modo, la aproxima a su Creador y a la posibilidad de abandonar las encarnaciones en este mundo espiritualmente inferior para, de ese modo, empezar a encarnarse en mundos de mayor luminosidad espiritual.
[3] Éste era un discípulo griego de San Pablo.
[4] El Libro de Enoc fue supuestamente escrito por Enoc, bisabuelo de Noé, aunque estudios recientes muestran que debió ser escrito por varios autores judíos entre el siglo III y el I antes de Cristo; allí, los siete arcángeles eran: Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Raguel, Zerachiel y Remiel. Fue Pseudo-Dionisio quien planteó a los siete arcángeles tal y como los conocemos: Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Samuel (Chamuel o Anael), Jofiel y Zadquiel. No obstante, después el papa Gregorio I planteó que los siete arcángeles eran: Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Selaphiel, Jegudiel y Barachiel. Pese a todo, la lista que es comúnmente aceptada (al punto de opacar a las demás) en la actualidad es la de Pseudo-Dionisio, incluso para los católicos que, a nivel extra-eclesiástico (pues oficialmente el Catolicismo solo admite tres arcángeles), creen en los siete arcángeles.
[5] Este fue el ángel que instruyó a Sem (uno de los hijos de Noé) en los misterios que estudia la Cábala; por ende, este rol se le transferiría a Jofiel si en efecto Jofiel fuese el mismo ser.
[6] La Merkaba, en sentido literal, es el trono-carruaje volador de Dios que el profeta Ezequiel vio. Ahora, en el moderno esoterismo cabalísto la Merkaba es un vehículo energético interdimensional
[7] Todas las iglesias protestantes tienen una marcada obsesión teológico-moral por la idolatría, constituyéndose ésta en una de sus mayores preocupaciones y motivos de alejamiento y hostilidad para con el Catolicismo y la sociedad en general.
[8] Entiéndase “sabiduría” básicamente como un tipo de conocimiento en esencia relativo a la vida y los grandes interrogantes que pueden surgir en relación a los aspectos más profundos de la realidad; como un tipo de conocimiento que, sobre todo en el marco de la afirmación de la existencia de lo espiritual, es entendido como meta-racional en sus procesos de captación de la verdad, aunque no “meta-racional” en el sentido de prescindir de la razón sino en el sentido de recurrir e incluso (según sea el caso) de necesitar otros medios además de la razón, medios tales como la iluminación espiritual, la intuición o una aguda sensibilidad humana.
[9] Los colores de los arcángeles están vinculados a los colores de los siete rayos y del aura. Se ha subrayado el dorado porque, a diferencia del amarillo, no existe en los planos espirituales en que comúnmente (hay escasísimas excepciones) se encuentra el alma humana, siendo así un color propio de algunos santos y de sabios y místicos como Buda; y, desde luego, siendo el color del aura de muchos ángeles. Al igual que el amarillo, el dorado representa a la mente y por tanto a cuestiones como el entendimiento, la inteligencia, la lógica, etc; pero, y esto no lo tiene el amarillo, el dorado es sabiduría, iluminación, comprensión trascendental.
[10] El séptimo chakra es el último chakra, el chakra de la espiritualidad y la conexión con lo divino. Ahora, se lo relaciona con Jofiel ya que el elemento (cada chakra tiene un elemento simbólico) de este chakra es el pensamiento (vehículo de expresión y construcción de la sabiduría) y ya que este chakra, en su máximo desarrollo, comporta un grado de espiritualidad tan grande e intenso que, inevitablemente, trae consigo la iluminación y la sabiduría como frutos de la inspiración divina inherente al despertar espiritual.
[11] Es la misma espada de fuego que, en el Génesis, se dice que Dios colocó en el camino al Árbol de la Vida luego de expulsar a Adán y a Eva. Algunos dicen que era la espada de un querubín, pero la Biblia en realidad dice que puso a dos querubines y a la espada (como un ente aparte), por ello algunos han creído que la espada era una representación simbólica de Jofiel.
[12] En otras palabras, la conciencia de Jofiel puede estar en varios lugares a la vez, aunque no en todos (esto solo Dios puede). Esta capacidad no es exclusiva del arcángel Jofiel y la vemos también en los serafines (que tienen seis alas repletas de ojos); no obstante, dentro de los arcángeles es el que la tiene más acentuada por ser el arcángel de la iluminación, el intelecto y la sabiduría.
LA MAYORÍA DE las palabras utilizadas para describir la anatomía del cuerpo energético y su interacción con el exterior provienen del sánscrito. Por poner algunos ejemplos, tenemos términos como chakra (vórtice o centro energético), nadi (canal energético), prana (energía vital), mahaprana (energía cósmica), pranayama kosha (cuerpo energético), kundalini shakti (energía latente ubicada en el chakra de la raíz), akasha (espacio-tiempo) y karma (ley de la causa-efecto). Sin embargo, la espiritualidad andina no solo dispone de conceptos similares para todas ellas, sino que además, en ciertas ocasiones, demuestra un mayor detalle descriptivo.
Así, el maestro andino llama ñawis a los chakras, palabra que literalmente significa “ojo” en quechua. Pero también habla de los chumpis, cintas energéticas que abrazan nuestro cuerpo a la altura de cada ñawi. A los canales de energía o nadis del tantrismo los llama ceques (líneas de energía), palabra que también utilizan para referirse a las líneas energéticas terrestres que unen laswakas o lugares sagrados1. Prana (energía vital) equivale al concepto de kawsay (vida).
El Bhuvarloka, palabra que en sánscrito se refiere al plano de la energía vital sutil presente en la atmósfera que envuelve el Mundo, tiene como equivalente al Kawsay Pacha (plano energético vital). Al pranayama kosha (cuerpo energético) se lo conoce como poq’po (burbuja de energía). El despertar del kundalini shakti equivaldría al concepto andino de alzar el Amaru (la energía de la anaconda sagrada). Akasha une espacio y tiempo en un solo vocablo, de la misma forma que lo hace la palabra Pacha. A la ley del karma se la conoce como ayni, la cual define la relación de reciprocidad que nos conecta con toda la Creación2.
Aparte, el sacerdote andino coincide con el practicante tántrico en el número de chakras considerados como principales (siete), en la ubicación de cinco de ellos, y en las cualidades asignadas a los mismos. Y cuando no coincide con el tantrismo, lo hace con otros, como el Teósofo C. W. Leadbeater, padre de la visión actual que Occidente tiene de los chakras. La siguiente tabla comparativa muestra las similitudes3 y las diferencias4
Las similitudes demuestran que en ambos casos nos encontramos ante la descripción anatómica del cuerpo sutil, cuya existencia aún no ha sido corroborada científicamente, pero que seguramente pronto lo será.
El paq’o andino dispone de tres senderos o rutas de iniciación:
PHAÑA: Camino de la derecha. Proviene de las enseñanzas de Don Benito Qoriwaman. Trata la relación entre nuestro cuerpo energético (poq’po) y la dimensión energética que nos rodea (Kawsay Pacha). Proporciona las técnicas para cuidar el poq’po, basadas en la interacción e intercambio de energía con los planos etéreo, vital y astral (Kawsay Pacha). Sus tres técnicas espirituales principales son:
Saminchakuy: Consiste en producir un flujo descendente de energía sutil (sami) procedente del cosmos, que atraviese nuestro cuerpo sutil (poq’po), para limpiarlo de energía densa (hucha), la cual es entregada a la Madre Tierra (Pachamama) para que de ella se alimente.
Saywachakuy: Consiste en producir un flujo ascendente de energía procedente de la Madre Tierra (Pachamama), que atraviese nuestro cuerpo energético (poq’po), para fortalecerlo.
Hucha mijuy: Consiste en aprender a digerir la energía densa (hucha) utilizando el estomago espiritual (qosqo) para crear dos flujos energéticos, uno ascendente de energía sutil, otro descendente de energía densa.
CHAUPI: Camino del centro. Proviene de las enseñanzas de Don Andrés Espinosa. Proporciona técnicas para abrir los ñawis (ñawi kichay) y tejer los chumpis (chumpi away) y así crear una envoltura o cobertura energética (walthay) que nos proteja6.
LLOQE: Camino de la izquierda. Proviene de las enseñanzas de Don Melchor Deza. Proporciona técnicas que operan en el interior del cuerpo físico de la persona para permitir su desarrollo interno.
El Chumpi Inca forma parte del chaupi o camino del centro. Sus practicantes reciben el nombre de chumpi ñustas (mujeres) o chumpi paq’os (hombres).
Chumpi paq’o Alejandro Apasa y chumpi ñusta Santosa Quispe durante la iniciación del autor de este artículo.
Las herramientas del chumpi paq’o/ñusta
El principal instrumento utilizado por el curandero para llevar a cabo su labor de sanación y activación energética es la misha o mesa. Esta consiste en:
un conjunto de chumpi khuyas o piedras energéticas para el trabajo con los ñawis y chumpis. Cada chumpi y ñawi tiene asignada su khuya, las cuales difieren en su forma (por ejemplo, en el número de lados) o en los dibujos que tienen grabados. El número total de chumpi khuyas suele ser de cinco o siete. El material ideal para su tallado es hiuaya (hematita roja o negra), también llamada meteorito, mineral de gran dureza que posee propiedades como las del cristal y magnéticas a la vez. También se las puede encontrar de marmolina, por resultar más fáciles de trabajar. Las chumpi khuyas son utilizadas para abrir los ñawis (ñawi kichay), extraerles el hucha (energía densa) y cerrarlos; y para tejer los chumpis (chumpi away), fortaleciendo las fisuras de nuestro cuerpo energético (poq’po) y creando una envoltura energética (walthay) que nos proteja.
Juego de Chumpi Kuyas
como segundo elemento, tenemos un conjunto de khuyas o piedras energéticas que complementan a las anteriores. En este caso, no es tan importante el mineral del que estén fabricadas, sino su vinculación energética o vibración asociada. Pueden estar vinculadas a nuestro maestro y a su linaje, a un avatar (Jesús), santo (Señor de Huanca), deidad (Taiti Inti o Padre Sol), apu(Pachatusang), ñusta (Mama Simona), huaca o lugar sagrado, elemento (el agua), entre otros muchos. Suele acudirse a ellas para sanar problemas concretos o genéricos, pero sin necesidad de tener cada una un ñawi asignado.
seguidamente, la misha o mesa. Esta se compone de otros objetos a los que el chumpi paq’o/ñusta otorga especial relevancia, como figuritas que representan distintos ídolos, agua perfumada, hojas de coca, un péndulo para identificar los ñawis con problemas, etc.
finalmente tenemos la tela, llamada mastana, que envuelve todos los objetos, y un lazo decorado, llamado huacana, utilizado para atar el bulto. Constituye el fardo medicinal también presente en muchas otras tradiciones espirituales del continente americano.
La mesa constituye el altar del paq’o o ñusta andina. Cuando ellos sacan su mesa y la extienden para ordenar los objetos que han quedado amontonados, lo que están haciendo es poner orden al ámbito físico y energético a la vez. Dicho acto es descrito mediante el verbo quechua mastay. El acto físico de ordenar resulta evidente si tenemos en cuenta que se están reorganizando de una forma más o menos preestablecida diversas reliquias que habían quedado amontonadas. Sin embargo, como cada objeto tiene una naturaleza física y energética a la vez, también se está procediendo a poner orden en dicha segunda dimensión. Es la energía que el chamán/sacerdote les ha conferido al transformarlos en objetos de devoción.
La ubicación correcta de cada objeto vendrá dada por el linaje al que el paq’o/ñusta pertenezca, o se hará según la intuición y percepción del momento. En todos los casos, su ubicación tiene una repercusión energética directa, pues la mesa intenta ser una representación del Kawsay Pacha, de la dimensión energética que nos rodea. Como tal, las khuyas, o piedras energéticas, adquieren el poder de las huacas (lugares sagrados), de los Apus y Ñustas (espíritus masculinos y femeninos de las montañas), del maestro que nos las dio, de la Pachamama (Madre Tierra) que las llevó en su vientre, de los elementos con sus siete direcciones sagradas y, en última instancia, de la Divinidad, que en el mundo andino es representada de manera paritaria.
Pero los objetos que constituyen la mesa no solo poseen el poder innato que resulta de la forma en que fueron encontrados u obtenidos. También acumulan el poder que les confiere el sacerdote. Una forma de transferirles poder es utilizando dichos objetos para exteriorizar aquellos aspectos de nosotros mismos que deseamos cambiar. Son lo que en yoga se llaman samskaras, impresiones mentales de nuestras acciones pasadas que nos llevan a continuar repitiendo esos mismos actos, hasta transformarlos en hábitos. El objeto se transforma así en una expresión de nuestro alter-ego, haciendo posible que la fuerza ejercida por aquel aspecto, que quedaba oculto, se haga visible. Mediante un acto tan sencillo, toda la fuerza que desde el subconsciente gobernaba nuestra vida, ahora es utilizada para conferir energía al objeto. A medida que estas reliquias acumulan energía, la mesa se transmuta, hecho que permite al curandero utilizarla para sanar a los otros.
La ciencia de la espiritualidad propone cuatro técnicas para deshacerse de los samskaras:
la plegaria,
la meditación,
el servicio desinteresado y
el trabajo energético.
El curandismo utiliza mayoritariamente los dos últimos. Así, el maestro andino transmuta y canaliza la energía acumulada por su mesa para sanar a los otros, mientras que mediante el servicio desinteresado se sana a sí mismo. Ello equivale a decir: sanarse a uno mismo para, con la energía manifestada en el proceso, sanar a los otros (trabajo energético). O lo que es lo mismo: sanar a los otros para, como resultado de sanarlos a ellos, y por la ley de la reciprocidad (ayni), sanarse a uno mismo (servicio desinteresado). Estos son los dos caminos del chamán sacerdote, los cuales discurren de forma paralela y se complementan.
Notas
Una waka es el punto de intersección de dos o más seques, de la misma forma que un chakra es el punto de intersección de dos o más nadis
A dicha relación la Ciencia aún no le ha dado nombre, mientras que, por otro, lado busca «la quinta fuerza fundamental de la naturaleza», aquella que espera agrupe a las otras cuatro”
Las coincidencias se dan:
En los colores asignados a los chakras. Debe puntualizase que cuando no coincide el color, se debe a que asignar color a un chakra es como asignarlo a un caleidoscopio. Podemos decir que suele predominar un color, pero no afirmar que el chakra posee un color determinado.
También coincide en la interpretación de los chakras como órganos del cuerpo energético responsables de canalizar energía cósmica y variar su frecuencia vibratoria (por ejemplo, transmutar hucha en sami),
Y, finalmente, en no incluir al centro energético del sacro (swadistana) como chakra mayor. En concreto C. W. Leadbeater dice «Según nuestro punto de vista, el despertar de dicho centro (swadistana) resultaría en una gran desgracia, puesto que podría entrañar serios peligros. En el sistema Egipcio de desarrollo se tomaban muchas precauciones para prevenir dicho despertar»”
Las principales diferencias entre las diversas tradiciones son:
Distinta asignación de elementos. La asignación de elementos a los chakras responde a una valoración subjetiva. Por ello, no debe sorprender que no coincida. Sin embargo, ambas tradiciones sí les asignan los mismos cinco elementos: tierra, agua, fuego, aire y espacio-tiempo.
El Chumpi Inca no considera como ñawi al chakra de la corona (sahasrara), aunque sabe que por la corona se absorbe sami (energía vital refinada). En cambio, sí considera como ñawis los dos ojos físicos. Al ojo izquierdo lo llama Lloque Ñawi y se asocia con lo femenino. Al ojo derecho lo llama Phaña Ñawi, vinculado a lo masculino. Ambos desarrollan el principio de complementariedad. De forma parecida, en el tantrismo, dicha complementariedad nos viene definida por ida y pingala, los dos canales de energía que, partiendo del chakra de la raíz (muladhara), ascienden enroscados por ambos lados de la espina dorsal, hasta unirse de nuevo en el chakra del tercer ojo. Ida representa el principio lunar, femenino, mental, y se une al chakra del tercer ojo por el lado izquierdo (Lloque Ñawi). Pingala representa el principio solar, masculino, vital, y lo hace por el lado derecho (Phaña Ñawi). Cuando ambos están en perfecto equilibrio, la energía del kundalini shakti asciende por sushumna (canal energético central), hasta alcanzar el tercer ojo (agna), momento en el que lo abre para permitirnos trascender la dualidad. En el Chumpi Inca, aquel que abre su tercer ojo se convierte en qawaq o vidente de energía vital.
Para la elaboración del presente apartado se han utilizado como principal fuente los conceptos registrados por el antropólogo Juan Núñez del Prado
Como hemos visto, los ñawis equivalen a los chakras, y los chumpis son cintas energéticas que, formando parte de nuestro cuerpo energético (poq’po), envuelven horizontalmente el cuerpo físico a la altura de cada ñawi