martes, 13 de septiembre de 2016

Arcángel Jofiel



Jofiel es el arcángel de la sabiduría, la iluminación y el intelecto. Algunos piensan que fue él quien expulsó a Adán y Eva del Paraíso y, con una espada de fuego, se quedó guardando el camino al Árbol de la Vida. A diferencia de Miguel, Gabriel y Rafael, Jofiel es un arcángel que se ha manifestado muy poco al hombre, un arcángel cuya naturaleza está investida de misterio.

Jofiel es uno de los siete arcángeles que están en la presencia de Dios y que Las Escrituras llaman “príncipes del cielo”. Él es el arcángel de la Sabiduría y la Iluminación; por ello, algunos han postulado que fue Jofiel quien expulsó a Adán y Eva del Paraíso y quien se quedó cuidando el camino que llevaba al Árbol de La Vida.
Su nombre[1] ha sido interpretado como “Belleza de Dios” o “Luz de Dios”, estando lo segundo ligado a la lección que éste ángel tiene para el hombre, lección ésta que consiste en el hecho de que, desde cierta perspectiva, todo es aprendizaje dentro del mismo camino que, cada uno a su manera, recorre en pro de una meta: la ascensión. Así, Jofiel tiene el don de mostrarle al hombre como todo es un proceso de enseñanza que se repetirá una y otra vez[2] hasta que el alma logre la iluminación derivada de comprender el Plan Divino.
Su origen se remonta a escritos del llamado Pseudo-Dionisio, el cual era un teólogo bizantino anónimo que firmó sus escritos a nombre de San Dionisio Areopagita[3] y vivió a finales del s. V e inicios del s. VI. De ese modo, su origen es mucho menos antiguo que el de arcángeles como Miguel, Gabriel, Uriel y Rafael, los cuales tuvieron su origen en el famoso Libro de Enoc[4].
En la tradición judía se le ha visto como equivalente a Yefefiah[5] (uno de los llamados “Ángeles de La Presencia”), como uno de los “Príncipes de La Ley” y como compañero del arcángel Metatrón. El Zohar dice que comanda 53 legiones de ángeles y que supervisa la lectura de la Torá en el Sabbat. También, dentro del esoterismo judío se le ha descrito como uno de los “ocho ángeles príncipes de la Merkaba”, siendo en esa óptica superior a Metatrón y todos los ángeles que no participan del rango de “príncipe de la Merkaba[6]”. La Cábala dice que él es el ángel que debe invocarse para crear amuletos, que astrológicamente es el espíritu de Júpiter cuando la influencia de este planeta está en Piscis y Sagitario; y, para algunos, Jofiel sería el mismo ser que Dina, quien era una angelina guardiana de la sabiduría de la Torá y quien fue la encargada de enseñar 70 lenguas a los humanos de los inicios después de la expulsión de Adán y Eva y antes de la caída de la Torre de Babel.
Sobre su puesto entre las nueve jerarquías angélicas hay discrepancia. Así, unos creen que fue él un querubín que Dios puso para cuidar el camino al Árbol de la Vida luego de la expulsión de Adán y Eva; en cambio, otros piensan que es uno de los jefes de la Orden de los Tronos.
En cuanto a su naturaleza astrológica, Cornelius Agripa (1486-1535) ha dicho que Jofiel es uno de los regentes de Saturno; Paracelso ha dicho que es la inteligencia de Júpiter y su regente cuando está (Jupiter) sobre Piscis y Sagitario, además de que se alterna con Zadquiel en la regencia de Saturno. Por último, hay interpretaciones que lo ponen como el “ángel de Septiembre” y como regente de Libra, estando por ello dotado del poder de curar la estupidez.


EL ARCÁNGEL JOFIEL Y EL CRISTIANISMO

La Iglesia Católica solo reconoce de manera oficial a tres arcángeles debido a que solo tres se encuentran en la Biblia: Miguel, Gabriel y Rafael. A Jofiel, junto con los otros arcángeles, no los niegan pero tampoco los afirman en el sentido de que dentro de la doctrina oficial sean referidos como seres efectivamente existentes. Exactamente lo mismo ocurre con las Iglesias Cristianas Ortodoxas: solo reconocen a Miguel, Gabriel y Rafael, dejando así a Jofiel en lo que se podría considerar como un espacio de indeterminación doctrinal.
Por su parte, en general las iglesias protestantes solo reconocen a dos (Miguel y Gabriel), habiendo incluso iglesias como la Adventista o Los Testigos de Jehová, las cuales dicen que Jesús y el arcángel Miguel son el mismo ser. Así, dentro de estas iglesias Jofiel quedaría despachado; aunque, en lugar de aceptarse su culto a nivel extra-oficial como en general suele hacer de forma tolerante el Catolicismo (en parte porque en cierto época la Iglesia Católica sí creyó en siete arcángeles), a nivel del Protestantismo esto sería muchas veces atacado como “idolatría”[7].


FUNCIONES, VIRTUDES, DONES Y SERVICIOS DEL ARGÁNGEL JOFIEL


Algunos ocultistas creen que Jofiel es el arcángel que se encarga de tender puentes energéticos entre los distintos niveles y dimensiones de la realidad espiritual, permitiendo así no solo la eficiencia de la comunicación entre ángeles y humanos sino también cualquier proceso comunicativo entre dos o más seres que presenten heterogeneidad a nivel de los planos y niveles energéticos en que manifiestan sus respectivas existencias; aunque, lejos de limitarse a lo anterior, su papel de gestionador de puentes energéticos permite o facilita el que un ser espiritual determinado pueda viajar a otro plano o dimensión como ocurre, por ejemplo, en el desdoblamiento astral.
Jofiel está asociado a virtudes como la sabiduría, la iluminación, la inteligencia, la apertura mental y la libertad que brota de la disolución de la ignorancia, la espiritualización de la mente y la emancipación de las ataduras interiores que operan en la mente.
Jofiel puede otorgar los dones espirituales de la sabiduría, la iluminación, la claridad mental, el deseo de conocimiento, la reflexión profunda, la introspección que conduce al autoconocimiento, la liberación de la estrechez mental y los prejuicios, la liberación del orgullo, la inspiración (principalmente inspiración filosófica y artística), la conexión con el Ser Superior Interno, el acceso a niveles más profundos y espirituales de conciencia, la reconexión entre partes separadas del alma, la conexión entre el séptimo chakra y los chakras extracorpóreos que existen por encima de la cabeza y permiten tomar conciencia de nuevos planos espirituales; y, por último, las visiones.
Por lo anterior, entre otras cosas a él podemos recurrir cuando necesitamos claridad mental para estudiar o pasar exámenes; o, ya a nivel de cuestiones más importantes, podemos llamarlo cuando estamos en crisis existenciales, en etapas de grandes cuestionamientos filosóficos cuya resolución requiere que nuestra mente opere en toda su potencia y que la sabiduría[8] no permita que nos engañemos con retorcidos sofismas y abstracciones.


TABLA DE DATOS ADICIONALES:


Día de la semana: Lunes
Día de su celebración: 29 de Septiembre
Color: Amarillo-Dorado[9] (color de su vibración)
Rayo: Amarillo
Chakra: Séptimo[10]
Lugar de retiro: Jofiel tiene como lugar de retiro el espacio aéreo que está sobre las llanuras del centro de China en lo que es la parte que está al sur de la Gran Muralla, cerca de Lanchou: allí, a nivel etérico, suele manifestar intensamente su energía.


REPRESENTACIÓN:


Su representación más común es la de un arcángel con ropas doradas, una espada ardiente en una mano y un libro en la otra: el dorado de la vestimenta representa sabiduría, iluminación y santidad, la espada[11] remite a que cuida el Árbol de La Vida y el libro representa el conocimiento.
Otra representación, ligada a la interpretación de su nombre como “Belleza de Dios”, lo pone con plumas de pavo real, simbolizando así la belleza y el poder que obtiene del conocimiento de Dios. Pero hay también un elemento sumamente importante y esotérico en esta representación: los múltiples ojos presentes en las plumas del pavo real. Y es que el ojo remite a la percepción y por ello simboliza a la conciencia: de ese modo, la multiplicidad de ojos representa la ubicuidad de conciencia[12] que Jofiel posee.


ORACIONES:


‹‹Yo Soy la Iluminación y la Sabiduría de Dios, dirigiéndome en todo lo que hago. Oigo, entiendo y bendigo a todas las cosas que contacte en este día. Vive dentro de mí el poder suplidor infinito de cada una de mis necesidades y requerimientos. Dentro de nuestro corazón está la llama dorada de la iluminación que nos revela la Verdad. Hoy tomo la decisión de hacer, aquieto mi cuerpo mental y recibo la idea exacta que revela la perfección en mi mundo. Amado Arcángel Jofiel: Te amo, te bendigo y te doy las gracias por todo lo que tú significas para nuestra Tierra y toda la Humanidad. Ayúdame a recibir las ideas perfectas desde el corazón del Padre.››

‹‹Porque es el Señor el que da la sabiduría y de Él procede la ciencia y la sensatez, con la sabiduría se edifica la casa, con la inteligencia se consolida, así es la ciencia, la sabiduría para tu alma, si la adquieres tienes un porvenir y tu esperanza no será frustrada, Arcángel Jofiel, danos estos dones y protege a los que obran con justicia y equidad, con prudencia y rectitud. Ilumina mi entendimiento, ayúdame a conocerme a mí mismo, ayúdame a tener ideas propias, a pensar alto, a mirar profundamente, a observar siempre y aprender de todos.››

‹‹Oh! Sabio, radiante, esplendente, amado Arcángel Jofiel, nuestras mentes y corazones están ávido de penetrar en los laberintos insondables, misteriosos de la sublime ciencia del conocimiento de la Divinidad, de la Potestad, del espíritu del Señor Dios que nos creó, que nos guía y nos ama desde la cuna al ataúd. Tú, amadísimo Arcángel Jofiel, ilumina nuestra senda con la luz de la eterna sabiduría, líbranos de la amenaza de la duda y la incomprensión, nutre nuestro espíritu con la cuota indispensable de sabiduría que nos conduzca seguros al edén prometido a los justos. Amen››


SELLO E INVOCACIÓN:


Una manera (hay algunas) bastante eficiente para invocarlo es la siguiente:
Asegúrese de que sea lunes. En cuanto a la hora, comúnmente se cree que a las cinco de la madrugada es la hora de los ángeles, por lo cual comenzar el ritual a las cinco podría ser muy bueno.
Procure estar solo y no ser interrumpido.
Tome una vela amarilla o dorada con el suficiente grosor para que la vela se mantenga en pie; y, luego de rezar, tome la vela y frótela con ambas manos desde la base hasta la parte de arriba: repita esto siete veces.
Tome una cartulina blanca, dibuje el sello del arcángel Jofiel en la parte superior de la cartulina (se recomienda que ocupe el 1/2 superior o el 1/3 superior de la cartulina); y, en la parte inferior, escriba sus peticiones, lo que le quiere decir al arcángel Jofiel y un agradecimiento por estar en su camino
Encienda la vela amarilla o dorada.
Tome la cartulina blanca, lea las peticiones y, cuando termine, agradézcale al arcángel por estar en su camino y estar allí presente. Nota: en una variante, no lee la carta y pasa directamente al siguiente paso
Doble la cartulina y póngala debajo de la vela.
Recite una de las oraciones conocidas (elección personal) al arcángel Jofiel. Nota: la oración, o se la sabrá de memoria, o la tendrá anotada en un papel aparte de la cartulina.
Cierre los ojos, relájese, ore interiormente, intente sentir a Dios, visualice una espiral de luz dorada que viene de arriba, entra por su cabeza, llena su alma de luz dorada y le llena de energía divina; ahora, visualice a Jofiel (como una luz dorada o como usted quiera siempre y cuando la imagen refleje la esencia espiritual del arcángel) e intente sentirlo, luego visualice que se ha cumplido su petición, agradezca en su interior a Dios y al arcángel Jofiel y abra los ojos.
Queme el papel antes de que la vela amarilla o dorada se consuma.
Deje que la vela se consuma, váyase si la vela se demora mucho y no desea esperar.
Nota: si no ve cumplida su petición, repítala todos los lunes que sean necesarios, intentando hacerlo siempre con la mayor fe posible y en un estado de paz interior y ausencia de ira, odio, rencor o mala voluntad hacia el prójimo.




[1] También se le conoce bajo los siguientes nombres: Yofiel, Jophiel, Iofiel, Iophiel, Zaphiel, Zophiel
[2] Este papel se ve sobre todo remarcado en las concepciones gnósticas y del New Age o Nueva Era, las cuales suelen mostrar un sincretismo en el que se conjuga la existencia de los arcángeles con la teoría de la reencarnación (generalmente entendida de un modo que niega la posibilidad de que un alma humana se encarne en un animal): en ese marco, el susodicho “proceso de enseñanza que se repetirá una y otra vez” es justamente el aprendizaje que se opera en el alma a través del ciclo de reencarnaciones, ciclo este en el cual Jofiel puede prestar una ayuda importante inspirando la sabiduría que libera al alma de las cadenas terrenales y, de ese modo, la aproxima a su Creador y a la posibilidad de abandonar las encarnaciones en este mundo espiritualmente inferior para, de ese modo, empezar a encarnarse en mundos de mayor luminosidad espiritual.
[3] Éste era un discípulo griego de San Pablo.
[4] El Libro de Enoc fue supuestamente escrito por Enoc, bisabuelo de Noé, aunque estudios recientes muestran que debió ser escrito por varios autores judíos entre el siglo III y el I antes de Cristo; allí, los siete arcángeles eran: Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Raguel, Zerachiel y Remiel. Fue Pseudo-Dionisio quien planteó a los siete arcángeles tal y como los conocemos: Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Samuel (Chamuel o Anael), Jofiel y Zadquiel. No obstante, después el papa Gregorio I planteó que los siete arcángeles eran: Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Selaphiel, Jegudiel y Barachiel. Pese a todo, la lista que es comúnmente aceptada (al punto de opacar a las demás) en la actualidad es la de Pseudo-Dionisio, incluso para los católicos que, a nivel extra-eclesiástico (pues oficialmente el Catolicismo solo admite tres arcángeles), creen en los siete arcángeles.
[5] Este fue el ángel que instruyó a Sem (uno de los hijos de Noé) en los misterios que estudia la Cábala; por ende, este rol se le transferiría a Jofiel si en efecto Jofiel fuese el mismo ser.
[6] La Merkaba, en sentido literal, es el trono-carruaje volador de Dios que el profeta Ezequiel vio. Ahora, en el moderno esoterismo cabalísto la Merkaba es un vehículo energético interdimensional
[7] Todas las iglesias protestantes tienen una marcada obsesión teológico-moral por la idolatría, constituyéndose ésta en una de sus mayores preocupaciones y motivos de alejamiento y hostilidad para con el Catolicismo y la sociedad en general.
[8] Entiéndase “sabiduría” básicamente como un tipo de conocimiento en esencia relativo a la vida y los grandes interrogantes que pueden surgir en relación a los aspectos más profundos de la realidad; como un tipo de conocimiento que, sobre todo en el marco de la afirmación de la existencia de lo espiritual, es entendido como meta-racional en sus procesos de captación de la verdad, aunque no “meta-racional” en el sentido de prescindir de la razón sino en el sentido de recurrir e incluso (según sea el caso) de necesitar otros medios además de la razón, medios tales como la iluminación espiritual, la intuición o una aguda sensibilidad humana.
[9] Los colores de los arcángeles están vinculados a los colores de los siete rayos y del aura. Se ha subrayado el dorado porque, a diferencia del amarillo, no existe en los planos espirituales en que comúnmente (hay escasísimas excepciones) se encuentra el alma humana, siendo así un color propio de algunos santos y de sabios y místicos como Buda; y, desde luego, siendo el color del aura de muchos ángeles. Al igual que el amarillo, el dorado representa a la mente y por tanto a cuestiones como el entendimiento, la inteligencia, la lógica, etc; pero, y esto no lo tiene el amarillo, el dorado es sabiduría, iluminación, comprensión trascendental.
[10] El séptimo chakra es el último chakra, el chakra de la espiritualidad y la conexión con lo divino. Ahora, se lo relaciona con Jofiel ya que el elemento (cada chakra tiene un elemento simbólico) de este chakra es el pensamiento (vehículo de expresión y construcción de la sabiduría) y ya que este chakra, en su máximo desarrollo, comporta un grado de espiritualidad tan grande e intenso que, inevitablemente, trae consigo la iluminación y la sabiduría como frutos de la inspiración divina inherente al despertar espiritual.
[11] Es la misma espada de fuego que, en el Génesis, se dice que Dios colocó en el camino al Árbol de la Vida luego de expulsar a Adán y a Eva. Algunos dicen que era la espada de un querubín, pero la Biblia en realidad dice que puso a dos querubines y a la espada (como un ente aparte), por ello algunos han creído que la espada era una representación simbólica de Jofiel.
[12] En otras palabras, la conciencia de Jofiel puede estar en varios lugares a la vez, aunque no en todos (esto solo Dios puede). Esta capacidad no es exclusiva del arcángel Jofiel y la vemos también en los serafines (que tienen seis alas repletas de ojos); no obstante, dentro de los arcángeles es el que la tiene más acentuada por ser el arcángel de la iluminación, el intelecto y la sabiduría.



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