viernes, 30 de diciembre de 2016

El proceso es el propósito


Se dice que el Creador se acercó a Avraham y le dijo: Lej Lejá, vete de donde estás, de tu casa, a un lugar que luego te diré. No te preocupes por la dirección en la que debes ir, no te preocupes por el lugar a donde vas, sólo ve.

¿Por qué el Creador no le dijo a Avraham a dónde iba? Uno de los comentaristas, el Matnot Kehuná, dice algo hermoso sobre esto. Él dice que si el Creador le hubiese dicho a Avraham que fuera directamente a la Tierra de Israel, Avraham habría sabido cómo llegar y, de esa manera, llegar allí en el tiempo que toma ese proceso. Pero que si el Creador no le decía a Avraham a donde debía ir, Avraham se perdería.

Dios se acercó a Avraham y le dijo: Quiero que vayas, pero no te diré a dónde; decídelo tú. Así pues, Avraham despertó y comenzó a dirigirse hacia el Este, al día siguiente se dirigió al Norte, iba en círculos, esperaba que algo se le revelara. Y el Matnot Kehuná explica que en ese momento, el momento en el que Avraham se perdió, el Creador quería que él lo mereciera. Si el Creador le hubiese dicho que fuera a la Tierra de Canaán, la Tierra de Israel, él habría recorrido sólo unos 160 kilómetros aproximadamente. Sin embargo, debido a que Avraham no sabía a donde ir, un día viajó 50 km al norte, al día siguiente 50 km al oeste y el siguiente 60 km al este, terminó viajando 1600 km en lugar de los 160 km del viaje… y obtuvo la Luz de todos los kilómetros que recorrió, en lugar de la pequeña cantidad de Luz de los 160 km que habría viajado si hubiese sabido a dónde ir y cómo llegar.

A partir de eso aprendemos una increíble lección.

Muy a menudo en nuestra vida nos gusta tener metas y cuando algo parece perturbar el proceso que creemos que nos llevará a cumplirlas, nos enojamos. Esto debido a que en nuestra mente, a donde queremos ir y lo que queremos manifestar es lo importante, y queremos llegar allí por el proceso que creemos que es más corto y rápido. Creemos que las metas que nos hemos puesto son nuestro propósito en este mundo, pero el Creador le dice a Avraham, y esta es una lección para todos nosotros, que la meta de nuestra vida en realidad es el proceso: el proceso que nos llevará en direcciones incorrectas, el proceso que nos apartará de donde creemos que debemos ir.

Creemos saber cuál es la meta, algo que es ridículo porque en realidad no tenemos idea de cuál es la meta. Sí, es importante fijarnos algunas metas para tener algún tipo de camino, tal y como Avraham lo hizo. Pero el propósito real de la vida es el proceso por el que él pasó, y nosotros estamos pasando.
Los comentaristas dicen algo espectacular. Avraham decidió que, tal y como el Zóhar nos dice, él quería ir a la Tierra de Israel. Él tenía la capacidad de ver la energía en diferentes países, y por sí sólo llegó a la conclusión de que para manifestar su potencial, su meta debía ser ir a la Tierra de Israel, donde sería capaz de revelar su potencial. Por eso, Avraham decidió a dónde ir, y luego el Creador se le acercó y le dijo que comenzara a viajar. Sin embargo, el Creador no le dijo a donde viajar, así pues, Avraham dejó de saber. Su plan original era ir directamente a Israel, pero luego el Creador le dijo que comenzara a viajar. Si el propósito de la revelación del Creador a Avraham era que fuera a Israel, entonces ya no había propósito para la revelación porque Avraham ya había decidido que iba a Israel.

El propósito de la revelación era prolongar el proceso. ¿Por qué?

Esta es una lección importante. Si podemos ver la meta desde donde estamos actualmente, entonces esa no es la meta, porque esa meta o siguiente nivel no es algo que podamos comprender hoy. Esa meta es el cambio por el que pasaremos en el proceso que nos preparará para poder recibir nuestro siguiente nivel. Si Avraham viajaba desde donde estaba directamente a la Tierra de Israel, nunca habría manifestado su conexión con un más alto nivel de conciencia, un más alto nivel de conexión con la Luz del Creador.

Tenemos que entender que si queremos llegar a un nivel más allá de donde estamos ahora, eso significa que no podremos comprenderlo hoy. Sí, nos fijamos algunas metas, eso es importante para nuestra mente, pero debemos darnos cuenta de que no hay manera de realmente ver a dónde debemos llegar. Si comenzamos el proceso, si estamos en el proceso, y nos damos cuenta de que el propósito es el proceso y no las metas que nos fijamos, todo cambia.

Si Avraham no hubiese pasado por todo el ciclo de donde estaba hasta llegar a la Tierra de Israel, nunca habría podido recibir esa elevación de conexión, esa elevación de conciencia.

Avraham había decidido y sabía espiritualmente que tenía que llegar a la Tierra de Israel porque allí estaría su siguiente nivel. Y el Creador se le acercó y esencialmente le dijo: “No, tienes que pasar por un proceso. El propósito de tu vida es el proceso que te dará transformación. Y sólo al pasar por ese proceso podrás llegar a tu siguiente nivel en algún momento. Tu siguiente nivel es algo que no puedes ver hoy en día, algo que no puedes comprender actualmente”. Por lo tanto, lo único que podemos saber con seguridad es que necesitamos el proceso y debemos disfrutarlo sin importar a donde nos lleve porque ese proceso es el propósito y no la meta.

El Creador se le acercó a Avraham, quien ya había decidido su meta, le dijo que fuera a algún otro lugar porque al ir por el camino que él creía que debía recorrer, no sería capaz de manifestar el propósito por el que vino a este mundo, el cual llamamos Tierra de Israel, un nivel más alto de conexión con la Luz del Creador, un nivel que nadie había alcanzado nunca antes. Sólo podemos manifestar el potencial de nuestra alma cuando el Creador nos dice que vayamos a un lugar que no conocemos, un lugar que los kabbalistas llaman un lugar de falta de certeza, cuando el proceso es difícil y nos da falta de claridad, y pasamos por un proceso que parece alejarse de nuestra meta.

En Shabat Lej Lejá, el Creador le da a Avraham y a nosotros una gran revelación y lección: el propósito es el proceso. No hay manera de ver nuestro siguiente nivel desde donde estamos ahora y, por eso, lo único que podemos saber con certeza es que necesitamos un proceso. Debido a que sólo al pasar por el proceso, el proceso difícil, oscuro y de falta de claridad, llegaremos a nuestro propósito principal.

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