En la porción de Vayerá encontramos la historia de la Atadura de Yitsjak, en la cual el Creador habla con Avraham y le dice lo que Avraham entendió que significaba que tenía que sacrificar a su hijo Yitsjak. Avraham hizo a un lado todo lo que conocía como lógico y correcto, y dijo esencialmente que: “Si esto es lo que el Creador dice que tengo que hacer en este momento, me separo completamente de todo lo que creía correcto y estoy dispuesto a hacerlo”. Por lo tanto, la pregunta que el Creador realmente le hizo a Avraham fue: “¿Estás dispuesto a abandonar aquello que conoces como verdadero si se te dice ahora que existe algo distinto?”.
Todo el proceso de la Atadura de Yitsjak (el caminar juntos durante tres días, subir juntos al monte, etc.) tenía un propósito: desarraigar cualquier apego que Avraham tuviera hacia el camino espiritual que consideraba “correcto”. Y sólo cuando Avraham llegó a la cima del monte y se deshizo completamente de su apego fue que estuvo dispuesto a ir en un camino totalmente opuesto al que el Creador le había dicho que debía seguir. Fue sólo en ese momento que Avraham pudo recibir la bendición por parte del Creador para tener absoluto sustento espiritual y físico. Sólo cuando dejó ir su apego hacia Yitsjak, pudo recibir la bendición del Creador para sus hijos.
Avraham no habría podido manifestar grandes bendiciones para sí mismo o para sus hijos si mantenía su apego a lo que él pensaba que era correcto. El Creador le dijo que estaba bien que hiciera lo correcto y que su vida estuviera dedicada a tal función, y que su conexión con su hijo Yitsjak estaba dedicada a hacer lo correcto; pero mientras estuviera apegado a lo que era “correcto” no podría revelar Luz a través de ello.
Existe la esperanza de que, si nos damos cuenta del significado de esto, podamos comenzar a cambiar por completo nuestra perspectiva de lo que pensamos que son las cosas correctas y buenas que hacemos en nuestra vida. Si el Creador viniera a ti y te dijera que tienes que dejar todas las cosas buenas y correctas que estás haciendo, ¿podrías hacerlo? ¿Qué tan apegado estás a lo que piensas es el trabajo espiritual correcto? Ese apego proviene del ego. Y debes saber que mientras estés apegado a esas cosas correctas que haces, no podrás obtener ninguna bendición a partir de ello.
Durante todo el proceso en el que Avraham e Yitsjak caminaron juntos durante tres días y luego subieron al monte, Avraham estuvo despertando dentro de sí mismo la habilidad para desapegarse de su trabajo espiritual y de Yitsjak. A medida que ascendía el monte, la realidad es que no tenía que matar a Yitsjak, sólo debía pasar por ese proceso de desapego. Este es un proceso por el que todos y cada uno de nosotros tenemos que pasar consistentemente. Por consiguiente, uno de los grandes secretos acerca de la Atadura de Yitsjak, y por lo que tenemos que rogar en este Shabat, es comenzar nuestro propio proceso de desapego del camino espiritual “correcto” en el que nos encontramos. Sí, tenemos que continuar en ese camino, pero al mismo tiempo no podemos tomarnos muy en serio a nosotros mismos y a ese apego al camino espiritual.
Si el Creador viniera a ti el día de hoy y te preguntara si estás dispuesto a dejar todo lo que conoces acerca de tu camino espiritual y todo lo que haces en él, ¿estarías dispuesto a hacerlo?
La mayoría de nosotros no estamos listos para eso porque estamos muy apegados a nuestro trabajo espiritual, y ese apego proviene del ego. El estado al que debemos llegar es aquel en el que podamos decir: “A esto es a lo que me dedico porque entiendo que es el camino correcto, pero si el Creador viniera a mí mañana y me dijera que no debería estar haciendo nada de esto y que debería hacer algo completamente opuesto, estoy dispuesto a hacerlo porque he alcanzado un total desapego de mi camino espiritual ‘correcto’”. Esta es una distinción que no todo el mundo puede hacer, pero sin ella no podríamos traer grandes bendiciones a nuestro trabajo espiritual.
Por medio de este Shabat Vayerá y de la Atadura de Yitsjak aprendemos que debemos llegar al punto en el que invirtamos toda nuestra energía en lo que hacemos, mientras que al mismo tiempo estemos tan desapegados de ello que si el Creador viniera mañana y nos dijera que debemos hacer completamente lo opuesto, lo haríamos. Cuando tenemos ambas conciencias operando al mismo tiempo, podemos traer grandes bendiciones mediante nuestro trabajo espiritual.
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